¿JUGAMOS A ORDENAR?
El orden es una virtud nuclear, base para todas las demás. Gracias a él se puede organizar mejor el tiempo,
las ideas, los proyectos y ser más eficaces en lo que hacemos. Con los niños pequeños empezamos por el
orden material, por organizar los juguetes de su cuarto. El orden no se improvisa. Un niño que se habitúa a
vivir en el caos, sin que le enseñen a ordenar, cuando crezca, tendrá dificultad para organizar su horario,
realizar las tareas escolares, organizar su tiempo libre y sus proyectos.
Por mucho que cueste creerlo, los niños son los primeros que desean aprender a vivir el orden. En estas
edades, los niños necesitan estabilidad, saber cuál es el sitio para cada cosa y lo que va a ocurrir a
continuación. Conocerlo es fundamental para su desarrollo psicológico y emocional, y en las manos de papá y
mamá está el darles la ayuda, enseñándoles que cada cosa tiene un sitio, y presentándoles con paciencia
modelos de conducta ordenada en casa. Una forma concreta de ayudarles será cumplir los horarios de
comidas, sus horas de sueño, atender su aseo personal y necesidades fisiológicas, respetar sus salidas de
paseo y juego.
La cadena de sucesos es un buen método para inculcar el orden en los niños. La secuencia de actos no solo
les facilita la adquisición del hábito sino que motivan la obediencia y les da seguridad y autonomÃa, pues
realizan los actos casi de forma automática. Por ejemplo: podemos acostumbrar a los niños que al llegar del
Preschool: salude a todos al llegar a casa, se lave las manos, se cambie, deje ordenada la ropa que se sacó y
coma una merienda. Asà mismo, antes de acostarse: lavarse los dientes, ponerse el pijama, doblar la ropa que
se sacó, conversar con...